Prometeo no tenía miedo alguno a los dioses, y ridiculizó a Zeus.
Tras vengarse así de la humanidad, Zeus se vengó también de Prometeo e hizo que lo llevaran al Cáucaso, donde fue encadenado por Hefesto con la ayuda de Bía y Cratos. Zeus envió un águila para que se comiera el hígado de Prometeo. Siendo éste inmortal, su hígado volvía a regenerarse cada noche, y el águila volvía a comérselo cada día. Este castigo había de durar para siempre, pero, Hercules pasó por el lugar de cautiverio de Prometeo de camino al jardín de las Hespérides y lo liberó disparando una flecha al águila. Esta vez no le importó a
Zeus que Prometeo evitase de nuevo su castigo, ya que este acto de
liberación y misericordia ayudaba a la glorificación del mito de
Heracles, quien era hijo de Zeus. Prometeo fue así liberado, aunque
debía llevar con él un anillo unido a un trozo de la roca a la que fue
encadenado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario